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Instalación de Patxi Araujo
Un escenario vacío cancela la prosa del espacio y activa su dimensión estética. Encima y debajo de él. Accesible como tramoya, a través de sus apoyos y andamiajes, es habitación para sala de máquinas y humanos. Mirador al sustrato del espectáculo: performances, proyecciones, acciones que refieren a formas de conocimiento, a su excepcionalidad. Pero creciendo al ritmo puro y aleatorio (la radiación natural) del lugar que ocupan.
Entre otras, la explosión muda de palabras. De la materia-luz con la que éstas se construyen y de los significados que surgen de su ordenamiento fugaz, evanescente; a veces predecible, necesario, claro; otras ni siquiera probable, más bien insospechado porque resulta de una búsqueda no estadística, diremos que poética, filosófica. Ni siquiera basada en la forma, sino en cierto tipo de experiencia, de homenaje. Construidas de la mano del imperio algorítmico, en todo caso reivindican –al tiempo que desaparecen– otros modos de lectura, interpretación y existencia.